A veces pienso que las cosas son menos importantes de lo que parecen, que nos producen desconcierto al ser nuevas circunstancias que no pasan de allí. Solo son importantes las piedras enormes en el camino. Y no analizamos las cosas sencillas de los días. Al sol, al viento de ahora, un café, a un buen disco, a un buen amigo/a… y así prestamos tan poca importancia a todo lo cotidiano.
A veces pienso que la distancia y la lejanía no existen, que al llevarte en mi mente, mis recuerdos y mis sentimientos, estás aquí dormido en mi lecho junto a las estrellas, y al ver el sol de la mañana me conformo con rezar tu nombre, y desearte a distancia un gran día.
A veces pienso que la alegría se escapa cuando le hacemos una mala cara por estar pensando en la tristeza, y siendo ella tan buena igual nos espera con alguna sorpresa.
A veces pienso que la luna no está llena porque no hay movimientos de marea en el subterráneo de mi cuerpo, pero ella insiste en alumbrar mis noches para hacerme recordar las veces que juntos la miramos y nos sirvió de satélite para comunicarnos más de una vez cuando la miramos el mismo día, a la misma hora.
A veces pienso que la inactividad tiene la gracia de obligarnos a activar y ordenar las cosas que llevamos adentro, que por falta de tiempo no tenemos tiempo de ver, por siempre estar pensando en lo que pasa afuera, olvidándonos de regar las plantitas de nuestro jardín.
A veces pienso que la soledad es la mejor compañía cuando las palabras venidas de afuera sólo buscan llenar los vacíos de quienes las pronuncian, de quiénes desean estar con nosotros sin preocuparse de lo que adentro de nosotros sucede.
A veces pienso que belleza es una cometa que necesita de nuestros ojos para hacerla volar en nuestro nirvana.
A veces pienso que el amor nos hace felices por sentirlo y recibirlo, pero que podemos darlo porque lo poseemos y poseerlo es naturaleza de pocos. Es un tesoro que llevamos adentro y que nos hace llorar al ver el árbol que nos daba sombra tirados en el suelo, al recordar lo que pasó hace años cuando cansados buscamos una sombra, cuando la risa de los que nos rodean, borran las tristezas no comunicadas.
A veces pienso que el llanto es el agua que sale de adentro cuando hacemos limpieza en el corazón, cuando no llegó a casa quien hace la limpieza para sacarnos la suciedad que dejan las distancias.
Y por ultimo pienso, que es bueno dedicar un tiempo para navegar en nuestra mente. Que de algo sirve y que por pocos uno se llena de pura alegría para vivir.
A veces pienso que la distancia y la lejanía no existen, que al llevarte en mi mente, mis recuerdos y mis sentimientos, estás aquí dormido en mi lecho junto a las estrellas, y al ver el sol de la mañana me conformo con rezar tu nombre, y desearte a distancia un gran día.
A veces pienso que la alegría se escapa cuando le hacemos una mala cara por estar pensando en la tristeza, y siendo ella tan buena igual nos espera con alguna sorpresa.
A veces pienso que la luna no está llena porque no hay movimientos de marea en el subterráneo de mi cuerpo, pero ella insiste en alumbrar mis noches para hacerme recordar las veces que juntos la miramos y nos sirvió de satélite para comunicarnos más de una vez cuando la miramos el mismo día, a la misma hora.
A veces pienso que la inactividad tiene la gracia de obligarnos a activar y ordenar las cosas que llevamos adentro, que por falta de tiempo no tenemos tiempo de ver, por siempre estar pensando en lo que pasa afuera, olvidándonos de regar las plantitas de nuestro jardín.
A veces pienso que la soledad es la mejor compañía cuando las palabras venidas de afuera sólo buscan llenar los vacíos de quienes las pronuncian, de quiénes desean estar con nosotros sin preocuparse de lo que adentro de nosotros sucede.
A veces pienso que belleza es una cometa que necesita de nuestros ojos para hacerla volar en nuestro nirvana.
A veces pienso que el amor nos hace felices por sentirlo y recibirlo, pero que podemos darlo porque lo poseemos y poseerlo es naturaleza de pocos. Es un tesoro que llevamos adentro y que nos hace llorar al ver el árbol que nos daba sombra tirados en el suelo, al recordar lo que pasó hace años cuando cansados buscamos una sombra, cuando la risa de los que nos rodean, borran las tristezas no comunicadas.
A veces pienso que el llanto es el agua que sale de adentro cuando hacemos limpieza en el corazón, cuando no llegó a casa quien hace la limpieza para sacarnos la suciedad que dejan las distancias.
Y por ultimo pienso, que es bueno dedicar un tiempo para navegar en nuestra mente. Que de algo sirve y que por pocos uno se llena de pura alegría para vivir.
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